El 22 de septiembre de 2025, Reuters publicaba una exclusiva que sacudió al sector tecnológico: Nvidia invertirá hasta 100.000 millones de dólares en OpenAI, el creador de ChatGPT, en lo que supone uno de los mayores compromisos financieros jamás anunciados en la industria tecnológica.
No se trata solo de una cifra abrumadora. El acuerdo implica que OpenAI recibirá liquidez y, a cambio, destinará gran parte de esos fondos a adquirir chips avanzados de Nvidia —el corazón de la infraestructura de IA. Dicho de otro modo: Nvidia inyecta capital en OpenAI y, al mismo tiempo, garantiza que su tecnología siga siendo la base de los modelos más punteros del mundo.
¿Quién es quién en este acuerdo?
- Nvidia: líder mundial en chips gráficos (GPU) que, más allá de los videojuegos, se han convertido en la piedra angular del entrenamiento y la ejecución de modelos de IA. Sus procesadores A100, H100 y los próximos “Vera Rubin” son el estándar de facto en la industria.
- OpenAI: creador de ChatGPT, DALL·E y otros modelos que han popularizado la IA generativa. Su crecimiento ha sido exponencial, pero también costoso: entrenar y operar estos modelos requiere miles de millones en potencia de cómputo.
Ambas compañías representan dos lados de la misma moneda: Nvidia provee el músculo físico y OpenAI la inteligencia digital. Con este acuerdo, ambas se atan de manera estratégica.
¿Por qué es tan importante el cómputo en IA?
Para entenderlo, pensemos en una analogía:
- Si la IA es un coche de Fórmula 1, los datos son el combustible
- Los algoritmos son el motor
- Y los chips (GPU/TPU) son la pista donde ese coche puede acelerar.
Sin pista suficiente, el coche no corre. Hoy, el cuello de botella de la IA no es tanto la creatividad de los algoritmos, sino la capacidad de procesar cantidades ingentes de información en paralelo. Y eso depende directamente de chips como los de Nvidia.
Por eso Sam Altman, CEO de OpenAI, fue tajante en el comunicado: “Everything starts with compute. Compute infrastructure will be the basis for the economy of the future”.
Los números que impresionan
El acuerdo no es solo capital simbólico. Hablamos de magnitudes inéditas:
- Inversión inicial de 10.000 millones de dólares cuando se cierre la operación.
- Compromiso total de hasta 100.000 millones a lo largo de varios años.
- Despliegue de al menos 10 gigavatios de potencia de cómputo (Reuters). Para hacernos una idea: equivale al consumo eléctrico de unos 8 millones de hogares en EE. UU.
- Primer despliegue de un gigavatio hacia finales de 2026, utilizando la plataforma “Vera Rubin”.
Es, literalmente, un plan de infraestructuras digitales a escala de país.
¿Qué gana cada parte?
OpenAI:
- Liquidez asegurada para financiar operaciones y nuevos modelos.
- Acceso prioritario a chips que escasean y cuya demanda es global.
- Mayor credibilidad ante inversores y empresas que quieran construir sobre sus modelos.
Nvidia:
- Demanda garantizada para su hardware durante años.
- Alianza con el líder en modelos de IA, consolidando su dominio en el ecosistema.
- Incremento bursátil inmediato (subió hasta un 4,4 % tras anunciarse la noticia, Reuters).
¿Qué significa para la automatización de procesos?
Aquí es donde la noticia toca de lleno al mundo de RPA, hiperautomatización e IA aplicada a la empresa.
- Procesos más complejos podrán automatizarse
Hoy muchas automatizaciones se limitan a tareas repetitivas. Con modelos cada vez más potentes y accesibles, podremos automatizar procesos donde intervienen lenguaje, imágenes, decisiones o interacciones complejas.
- Reducción de costes a medio plazo
Aunque a corto plazo la inversión es enorme, a medida que esta infraestructura escale, entrenar y ejecutar modelos será más barato. Esto abre la puerta a que más empresas puedan integrar IA en sus operaciones sin presupuestos millonarios.
- Nuevos servicios en la nube
OpenAI y Nvidia probablemente empaqueten esta potencia en forma de servicios (API, plataformas, entornos de desarrollo). Para las áreas de negocio, significará acceso a capacidades avanzadas sin tener que montar data centers propios.
- Impacto en sectores regulados
Automatización en banca, seguros, salud o energía exigirá cómputo robusto y compliance. Este acuerdo podría acelerar el desarrollo de entornos certificados para estos sectores.
- Más velocidad en la innovación de RPA
Los proveedores de RPA (UiPath, Automation Anywhere, Blue Prism, etc.) podrán apoyarse en modelos cada vez más sofisticados, integrados sobre GPUs Nvidia, para pasar de la automatización de tareas a la automatización de decisiones.
Infraestructura de centro de datos de Nvidia, clave en la nueva alianza con OpenAI.
Los riesgos que no deben pasarse por alto
No todo es positivo. Hay puntos de alerta:
- Riesgo de concentración: si Nvidia y OpenAI acaparan chips y talento, otros actores (startups, universidades, países emergentes) tendrán más difícil competir.
- Dependencia tecnológica: para empresas usuarias, aumenta el riesgo de “vendor lock-in”, depender demasiado de un único proveedor de infraestructura.
- Impacto energético y ambiental: desplegar 10 GW de cómputo es una proeza, pero también un desafío de sostenibilidad.
- Regulación y antimonopolio: el Departamento de Justicia y la FTC en EE. UU. ya investigaban la concentración en IA. Este acuerdo será examinado al detalle (Reuters).
¿Qué deben hacer los CIOs y líderes de negocio?
Este movimiento trae lecciones claras:
- El cómputo ya es estratégico: no es un gasto de infraestructura, es el motor de competitividad.
- Planificar para la escalabilidad: los proyectos de automatización deben anticipar necesidades crecientes de IA.
- Diversificar proveedores: aunque Nvidia es dominante, conviene explorar alternativas (AMD, Intel, chips propios, cloud híbrido).
- Incluir la IA en la hoja de ruta de negocio: ya no es una prueba piloto aislada, sino un eje de transformación.
- Atender a la gobernanza y ética: la automatización con IA exige marcos claros de supervisión, permisos y métricas.
¿Cómo se reconfigura la competencia?
- Microsoft seguirá siendo un actor clave, dado que ya es socio estratégico de OpenAI.
- AMD e Intel buscarán alianzas alternativas para no quedar relegados.
- Proveedores de nube (AWS, Google Cloud, Oracle) tendrán que reposicionarse: ¿competirán ofreciendo chips propios o se sumarán a Nvidia?
- Startups de IA deberán buscar nichos diferenciados o modelos más ligeros que no dependan de la infraestructura de Nvidia.
El acuerdo Nvidia–OpenAI no es solo un pacto financiero. Es un movimiento tectónico que redefine la relación entre hardware y software en la era de la inteligencia artificial.
Para la industria de la automatización de procesos, significa que los próximos años traerán:
- Modelos más potentes al alcance de las empresas.
- Una aceleración de la transición de la RPA tradicional a la hiperautomatización con IA agéntica.
- Nuevas oportunidades… pero también riesgos de dependencia, concentración y brechas competitivas.
En definitiva: la batalla por la IA no solo se juega en los algoritmos o en la creatividad de las aplicaciones, sino en quién controla las carreteras invisibles del cómputo. Y con este acuerdo, Nvidia y OpenAI han decidido pavimentar las autopistas del futuro.
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